ysiderepente.com
  • ⭐ Entrevistas inspiradoras ⭐
  • Sobre mí
  • Gestión del Tiempo
    • TEST: ¿Por qué fallas en la gestión del tiempo?
    • Formación en gestión del tiempo
  • Contacto

ysiderepente.com

  • ⭐ Entrevistas inspiradoras ⭐
  • Sobre mí
  • Gestión del Tiempo
    • TEST: ¿Por qué fallas en la gestión del tiempo?
    • Formación en gestión del tiempo
  • Contacto
    El miedo mide 59 centímetros

    El miedo mide 59 centímetros

    ¿Dónde se esconde el miedo? Ayer lo vi claro: el miedo es una vocecita incansable que nos martillea sin parar. Es lúgubre y tremendista como una vieja quejosa que siempre espera lo peor. Ayer salí a correr y lo estuve escuchando un rato. Y me di cuenta de dos cosas: 1. De su persistencia. 2. De cómo reacciono a sus encantos.

    ¿Y tú, qué haces con tu miedo?

    Mini crónica de un miedo simple y feo

    Pensaré no me da tiempo, pero miraré el reloj y veré que tengo una hora de margen. Me pondré las zapatillas para explorar la zona de Montjuïc. Y antes de salir de casa, diré en voz baja: lloverá. Pero bajaré las escaleras a pesar de todo y, al mirar el cielo, solo habrá una nube tímida a lo lejos. Entonces, con un poco de pereza, empezaré a correr, con un poco de pereza y de miedo, porque el asfalto –me lo habrá dicho alguien- no suavizará el golpe y las rodillas me molestarán. Pero no. Porque, aunque estoy un poco perdida y no sé por dónde ir, al minuto encontraré un camino de tierra suave y ya no escucharé más mis pies.

    Al rato, después de una gran curva, veré una escalera eterna al final de un camino. Decidiré enfrentarme a ella, y correré a su encuentro contando sus escalones de dos en dos, como si midiera el tamaño de una bestia a batir. 88, 90, 92, 94… apretaré los ojos para no perder la cuenta, y, al borde del primer peldaño, veré una senda minúscula que se abrirá a la derecha. Sonreiré al tomar la vía alternativa in extremis y correré más rápido, aunque el suelo se habrá vuelto de nuevo duro, de asfalto.

    Y en otra curva veré un adolescente arrimado a un arbusto en posición de orinar. Y me diré cuidado, pero al pasar por su lado será él quien agache la mirada. Continuaré, concentrada, para no ahogarme en la subida. Pero mis pulmones responderán sin dificultad. Al fijarme más allá, mi respiración se detendrá un momento, un milisegundo: habrá un grupo de muchachos haciendo botellón y yo muy rápido cavilaré el mejor modo de evitarlos, pero habrá poco espacio y poco tiempo para salir de allí y tendré que pasar por su lado, muy pegada a sus cuerpos y sus vasos con alcohol. Alerta, me diré. Y escucharé entonces la voz de uno de ellos diciendo “uy, dejad pasar”. Y al minuto habré atravesado al grupo sin más, como si hubiera traspasado una pared de goma, y todos habrán quedado atrás.

    Miraré hacia adelante y veré un camino descampado, vacío, y mis piernas irán solas hacia allí. Y veré de reojo un coche blanco que ralentizará la velocidad y a los dos segundos los colores de un coche de la policía. Seguiré corriendo (mis predicciones fallidas otra vez: ni unos me violarán ni lo otros me salvarán). Seguiré más. Veré un perro, dos tres, y tendrán aspecto de sabuesos, de perros cazadores, de mordedores profesionales. Sentiré mi piel sosteniendo mi carne. Y avanzaré fingiendo que no hay peligro y, al final, no lo habrá. Un perro correrá despreocupado, el otro mordisqueará un tronco, un tercero jugará con su dueño.

    No habré corrido ni 20 minutos, calcularé. Y al subir a casa (los escalones de dos en dos), al cerrar la puerta oiré a mi novio:

    —40 minutos, ¿eh?. ¿Qué tal, cómo fue?

    —Todo bien— Le diré. —Según lo previsto.

    Y sonreiré.

    Mini retrato de mi miedo

    Luego iré a la habitación, cogeré un metro de esos que se usan para medir los muebles y mediré la circunferencia de mi cabeza. 59 centímetros. Y descubriré que allí, en esa cavidad más pequeña que una sandía al uso, se esconderá todo: las prisas, la lluvia, el cansancio, la agresión animal, individual, en grupo, el dolor del cuerpo. El miedo.

    Y me daré cuenta de las tres velocidades en que opera mi miedo:

    1. Modo Slow. Su voz es un susurro y me servirá para protegerme de algún peligro (que los hay).
    2. Modo Médium. La cosa se pondrá intensa y yo le cederé un lugar en mi palco presidencial. En mi cabeza habrá una nube gris, y en mi cuerpo, tensión.
    3. Modo Premium. Si el miedo chilla y yo sucumbo totalmente a sus encantos (no me enteré pero ya le di el trono de mi mente), ocurrirán dos cosas. Me paralizaré y me atrincheraré en mi zona de confort, o bien gastaré energía volcánica en abordar una situación sencilla que, a los ojos de mi miedo, es una proeza mundial.

    La buena noticia –me fijé- es que si estás atento, si lo escuchas, puedes entrenarte para llevarlo al modo slow. Cortarle las garras al gatito para que arañe más suave.

     

     👉 ¿Vives ya como quieres? Empieza por el principio: para ponerte en marcha, descubre en este test gratuito de qué pie cojeas a la hora de organizar tus horas.
    0 comment
    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Las vacaciones no son para descansar

    Entré de vacaciones de un momento a otro. Allá por el mes de julio corté el cordón umbilical de un hachazo y pasé de alimentarme con sangre a aspirar bocanadas de aire. Los días se enmarcaron en otra dimensión y las horas empezaron a transcurrir como versos de un poema muy lento. ¡Ah, il dolce far niente! Cuando se acercó…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Mi hermano y las neuronas espejo (si tú puedes, yo también)

    La primera cita de enamorados que tuvieron mis padres empezó con el reloj en contra. Mi padre llegó dos horas antes al encuentro; mi madre, una hora después. Y estos tempos asimétricos debieron colarse más tarde en la genética de sus hijos. Yo, siempre con paso corto y acelerado, llegando por los pelos. Mi hermano pequeño, con más calma, mirando…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • La procrastinación va por dentro [pero tiene solución]

    Cuenta la leyenda que Víctor Hugo se sentaba desnudo a escribir para evitar levantarse de la silla, distraerse y procrastinar. Además, pedía a sus sirvientes que escondieran su ropa, así la tentación quedaba bien lejos. Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy es un mal antiguo que ahora, según un estudio reciente, nos afecta al 20% de las personas.…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Sergi Torres | La inspiración y el rechazo

    ¿Cómo cuidamos nuestra energía? ¿En quién nos inspiramos para avanzar? ¿De qué se alimenta nuestra motivación? Entrevisté a Sergi Torres (brutal) y después de nuestra conversación me quedé pensando mucho en eso: en las maneras que tenemos de nutrirnos por dentro. Le daba vueltas también el otro día, mientras volvía de visitar a mi tía. Ella siempre ha sido una…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • «El dinero es malo»

    —Papá, ¿tú qué piensas de las personas que tienen dinero? — pregunto al teléfono. Y él contesta rapidísimo: —Pues que han trabajado toda su vida como negros o que son unos ladrones. Hasta los diez años nuestro cerebro es una esponja: una habitación abierta sin vigilancia en la entrada, que deja pasar a todo el que quiera. No cuestiona, no…

    2 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • La gestión del tiempo: ¿qué vida quiero?

    Mi primer día de clase de clown sentí terror. Ríete tú del dentista, de los libros de Edgar Allan Poe, o de descubrir por encima del hombro que el maestro ha descubierto tu chuleta y viene directo a pillarte in fraganti. Mucho miedo. De mostrarte a los otros sin poder echar mano de los recursos que planea tu mente. Un…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • De mujeres emprendedoras. Dos dudas y un deseo

    El post de hoy debía hablar sobre el dinero, pero hace un par de días fui a una reunión que me estrujó el corazón. Te la tengo que contar. El miércoles pasado fui por primera vez a un encuentro de mujeres emprendedoras (¡que nunca se acaben las primeras veces!). Lo organizaba en Barcelona Kubik, el primer coworking de España que…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Acompáñate

    Qué pereza enamorarse como antes. Con la mirada puesta en las grandilocuencias: los músculos, los discursos, las demostraciones. A mí últimamente es lo minúsculo lo que me cautiva. Me hipnotiza y me da felicidad. Por ejemplo. Me cuelgo mucho, hace un tiempo, en cómo la luz se queda en tu pelo y forma pliegues, caminos, campos sembrados. O en tu…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Núria Roura | Cómo combatir el estrés con la alimentación

    “A veces, cuando comemos, buscamos una euforia transitoria que nos quite el malestar emocional” ¿Qué comer en momentos de cambio? Mi estómago y yo tenemos una relación un tanto pasional, sobre todo en los períodos de estrés. Yo lo cuido, pero ya se sabe: en cuanto salimos de la zona de confort para descubrir el mundo, se activa una vocecita…

    2 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • ¿Cómo vender un producto? La curiosa estrategia de ayudar al otro

    * Bienvenidos al mundo del marketing* Recuerdo pelearme desde la primera fila de clase con el profesor de Publicidad y Relaciones Públicas. Ventura, se llamaba. El Ventura. Era bajito, tenía el cuerpo muy erguido y dictaba unos apuntes facilísimos de estudiar: bien estructurados en apartados, subapartados, secciones, listas… Con ese orden meticuloso, hacerse una idea de los intríngulis de la…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • La rebeldía de cambiar

    Hay algo de la adolescencia que no se pierde nunca. Son esas ganas de cambiarlo todo, esa llamita interna que quiere expandirse y quemar el mundo. Por más derrotas que se acumulen en el pecho, hay una rebeldía que no muere. Hace años mi rebeldía se sostenía en el no. La falda del uniforme era demasiado corta, los portazos al…

    2 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Me fui a un retiro y descubrí lo menos pensado: cómo aumentar mi creatividad

    Cuando tenía siete años, junté todos los exámenes que había hecho en la escuela, quité las pruebas con calificaciones por debajo del 8, y presenté el resultado adulterado a mi tía Isabel. Naturalmente, todo fueron alabanzas. ¡Qué pequeña genio tenemos en casa! Esa es la primera treta que recuerdo a la hora de construirme un personaje querible. Dicen que a…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Ni contigo ni sin ti – Tres razones para no temer que tu pasión se convierta en obligación

    El otro día conocí a una chica que, a veces, tropieza por la calle. Sin un porqué concreto, un desnivel por ejemplo, o una piedra. Tropieza, simplemente: se le enreda un pie en el otro, luego se repone y continúa el paso. También conocí hace mucho a un hombre que al ducharse, debía estar en completa oscuridad, y a una…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • ¡¿Por qué me cuesta tanto cambiar?!

    Te presento el tocho infumable que era el diario La Vanguardia en sus primeros años de vida. ¿Quiénes eran los héroes que conseguían leer una página entera de pe a pa? Ahora serían impensables esas letras pegaditas y esa monotonía en el formato… qué aburrimiento. Pero en su momento nada parecía raro: era una publicación de referencia con miles y…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • No te prepares para el estrés (sé Joe Dispenza)

    Hace poco quedé con M para tomar un café. “Llego tarde. Dame diez minutos más”, me avisó. Y cuando nos vimos se disculpó: —Me había olvidado de pasar por la farmacia. —¿Estás bien?— le pregunté. Y, con aire despreocupado, me respondió: —Sí, sí. Es solo que dentro de poco tengo una mudanza y, como sé que voy a estresarme, he…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Mis principales obstáculos para emprender (y sus soluciones): balance 1

    A lo mejor es pronto para hacer un recuento de lo peor y lo mejor en esto de empezar un blog y querer rentabilizarlo (ya sabes: ¿cómo es en realidad el camino para vivir de lo que amas?). Pero tengo ganas de contarte ya algunos de los obstáculos para emprender que más me cuestan superar. Sobre todo quiero compartir contigo…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Francesc Miralles y el ikigai: tres claves para descubrir la vocación en ti

    — Iki ¿qué? — ¡Ikigai! Siempre me he llevado bien con mi madre, pero cuando era niña existía un momento en el que deseaba con todas mis fuerzas que un agujero negro la absorbiera. Era, justamente, cuando yo estaba en el clímax de un libro, de noche, debajo de las sábanas e hipnotizada por las páginas. La escena de cuando…

    1 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Sí, quiero

    Cuando viví en Tierra del Fuego, un día que hacía mucho frío, la novia de un amigo me dijo: “Yo soy profesora de yoga, ¿por qué no vienes a probar una clase?”. Yo debía tener cara de hielo o de desencaje, no sé. La cuestión es que fui, respiré y me estiré. Recuerdo la madera vieja del lugar y cómo…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
  • Gracias a todos [Y por qué debemos preguntarnos qué línea traspasar]

    A mis padres los conocí de mayores. Ellos estuvieron siempre allí, quiero decir conmigo, pero cuando yo llegué, Vicente y Ana ya estaban instalados en la treintena. Me había perdido su niñez, sus años de adolescencia, su entrada en la edad adulta. Por eso no entiendo muy bien –aunque lo intuyo- su lista de prioridades ni lo que los inspiró.…

    0 Facebook Twitter Google + Pinterest
Newer Posts
Older Posts

UN CAMBIO

UN CAMBIO

Ana Claudia Rodríguez

¿Y si de repente ocurriera algo que pudiera cambiar mi vida? ¿Y si aceptara el desafío de una transformación? ¿Y si de repente fuera posible construirme otra realidad?

Entradas recientes

  • ¿Por qué algunas personas se reponen antes que otras? 6 hábitos para alcanzar la resiliencia
  • Cómo dar esquinazo a la preocupación: el circuito salvador
  • Pensamientos negativos: desactívalos con estas 5 técnicas probadas
  • Cuarentena: ¿qué nos salva de nuestras emociones? (según veteranos del encierro)
  • Francesc Miralles | «Para encontrar el ikigai, lo primero es vaciar la agenda»
  • Facebook
  • Instagram
  • Youtube

[thrive_leads id='174'] Y si de repente - © 2018


Back To Top
 

Cargando comentarios...